Los primeros años de Twitter eran prometedores. Los usuarios entusiastas empezaban a ir más allá del «estoy cocinando lentejas» para utilizar esa red social como un punto de comunicación y noticias. Los pequeños añadidos eran importantes: el hashtag o el RT se creaban para ayudarnos entre todos. Quizá lo recuerdes si ya has entrado bien en la treintena.
No creo que necesite explicarte lo que ocurrió después, especialmente después de que Twitter fuera adquirida por Elon Musk. Ahora se llama X y es un servicio más de los que quieren solamente tu atención y tu adicción.
Sobre esto ya se ha hablado mucho y no repetirme, ya dije lo mío cuando inauguré esta web. Pero hemos llegado a un punto en el que creo que Twitter no solamente debe considerarse un problema, o un síntoma de la decadencia de la red que vivimos en nuestros días. Creo que ya debe de ser calificada como algo legítimamente peligroso. ¿Por qué digo eso? Por dos razones.
Razón 1: esto es un festival de barro
Una cosa es pasar a publicar mensajes con cierto clickbait, o memes, o aprovechar el anonimato para protestar contra cualquier problema social aunque sea con un punto de gamberrismo. Pero la era Musk ha llevado eso a nuevos límites que desgraciadamente hemos normalizado.
Empezando por los anuncios directamente engañosos (malditos dropshippings), X está poblado de mensajes xenófobos y literalmente nazis, credenciales que pueden ser perfectamente fruto de robos mediante phishing, el llamado ragebait que busca simplemente irritarte para que contestes opinando de forma polarizada… y lo peor es que el propio Elon Musk potencia ese tipo de contenido como ya se ha podido demostrar. Bueno, es que a veces él es el que lo publica y el que modifica el algoritmo del servicio para obtener beneficio propio.
Razón 2: estamos atrapados
Es muy fácil decir «dejo Twitter». Y oye, es algo que he hecho de forma temporal varias veces a modo de desintoxicación y te recomiendo que lo hagas de vez en cuando. Pero hay un problema: Twitter se ha convertido en un servicio demasiado importante. Un pilar básico que apoya empresas y servicios públicos.
Pon un telediario y compruébalo. La gran mayoría de comunicados que los presentadores difunden ya no son comunicados de prensa, si no tuits. Los mensajes de figuras política se difunden mediante Twitter (mejor no hablo de la actitud de nuestro querido Ministro Puente). La red de trenes que uso a diario, Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya, sólo tiene Twitter como canal de difusión de incidencias. Enlazan a una cuenta del servicio desde su web. Otras muchas empresas hacen lo mismo.
Al final una desintoxicación temporal suele ir bien, pero por motivos profesionales Twitter acaba siendo esencial para muchos. Y a nivel personal siempre tienes a esas personas a las que jamás quieres perder la pista. En mi caso son cuentas de algunos políticos, de analistas y de algunas asociaciones.
Pero bueno, ojo, que no todo es de color negro. Ahí va una sección con más optimismo:
No seamos tan cenizos, que hay esperanza y hay alternativas
Lo que ves aquí arriba es una estimación de la evolución de la cantidad de usuarios de Twitter en Estados Unidos y el Reino Unido hecha por John Burn-Murdoch. El último año ha sido bastante desastre, y se estima que la valoración bursátil del servicio se ha desplomado un 80%. Los usuarios, poco a poco, se dan cuenta del lodazal que frecuentan. Y algunos políticos como el alcalde de Barcelona se han largado alegando los motivos que comento. Que habrá otros motivos políticos, no te digo que no, pero puedo llegar a entender a Collboni.
A este ritmo Twitter terminará siendo un juguete roto, detestado por los usuarios y frecuentado solamente por aquellos que intentan generar ingresos polarizando e incendiando. Musk puede quedarse con ese juguete roto o puede terminar malvendiéndolo, pero algo tiene que ocurrir tarde o temprano. No es viable que esto siga así para siempre.
Además, y por mucho que algunos se burlen de ello, yo no subestimaría ni Mastodon ni Bluesky. En la primera red federada he encontrado un nicho de entusiastas con menos actividad pero mucho más ética, donde me siento a gusto. En la segunda red he encontrado una excelente comunidad de artistas (y no precisamente pequeña) donde me gusta estar. Y están logrando difusión de su trabajo con publicaciones que arrastran miles de RTs y likes, así que poca broma.
Si Twitter no se muere y resucita, al menos tenemos estas alternativas. Pero a día de hoy, y me entristece mucho decírtelo, Twitter es un peligro y te recomiendo que limites su uso todo lo que puedas. En serio, vivirás mejor.
Imagen de portada: Ángel Santos en Unsplash.
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