Me ha encantado el estudio que han hecho en la Facultat d’Óptica i Optometria de Terrassa y la Universitat Politècnica de Catalunya sobre cómo la sobreestimulación ha ido más allá de las redes sociales y está afectando al resto de canales de entretenimiento de nuestras vidas.
Te lo resumo: el trabajo explica cómo el cine de animación es cada vez más frenético comparando dos películas: ‘Mi vecino Totoro’ y ‘Spider-man: across the Spider-verse’. En la primera se nota el tono más relajado de los planos, mientras que en la de Spider-man hay un 42% de los planos que duran menos de un segundo. El resultado es que, te haya gustado o no la película, acabas fatigado visual y mentalmente.
Yo lo noté tanto en esa película como en ‘Avatar 2’: las escenas de acción eran un sinfín de planos cambiando muy deprisa, con lo que acabé medio-mareado en el cine. Las redes sociales han malacostumbrado a todo el mundo a necesitar un estímulo constante, con lo que las escenas en las que hay planos más bien largos acaban aburriendo a la generación TikTok.
Y sí, me quejo, porque a parte de los efectos psicológicos tienes un efecto de fatiga visual que a la larga puede deteriorar tus ojos más rápidamente. No digo que los protagonistas de las películas de acción tengan que tomarse una valeriana, pero sí que los montajes de las películas deberían tomar en cuenta la salud de sus espectadores. El cerebro y la vista tienen un tope. En Diari de Terrassa recogen el testimonio de algunos chavales, por si quieres profundizar un poco más en el tema.
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