No es Bluesky, es la experiencia

No quiero dármelas yo de gurú ni de esa típica persona que va por ahí entonando el «os lo dije, yo ya lo sabía». Pero me alegro mucho, muchísimo de ver algunas señales de lo que pensaba ya desde hace tiempo: se está empezando a actuar frente a la peligrosidad de los algoritmos. Nos estamos dando cuenta de cuánto hemos perdido el bienestar digital frente a los abusos de las grandes compañías y la falta de regulación.

Australia va a prohibir las redes sociales a menores de 16 años, que no es poco. TikTok bloqueará los filtros de belleza a menores de 18 años, por los problemas de autoestima que pueden causar a adolescentes. Contrasta con X, que sigue huyendo hacia adelante y ha abrazado el nivel ya de distopía desinformativa.

Y es por eso que durante las últimas semanas hemos visto una migración no precisamente pequeña de usuarios de X a BlueSky. Parece que hay un hartazgo y en la mariposa azul promocionan una red que puede ser completamente cronológica y no parece tener piedad ante cualquier intento de desinformación o toxicidad.

Los efectos se están dejando ver bastante bien. Varios profesionales y medios se están dando cuenta que, aún con una fracción de los seguidores que tienen en X, consiguen muchos más likes y resultados desde BlueSky. El Boston Globe, según este mensaje, consigue el triple de tráfico y una conversión de lectores a suscriptores más alta que en X. Engagement, que le llaman.

Ahora, hay quien ha dicho que esta huída de X es cosa de unos pocos. He llegado a leer que «si te vas de Twitter es que no tienes lo que hay que tener para que te digan las cosas a la cara», o incluso que BlueSky responde a una corriente de izquierdas que quiere evitar las opiniones más conservadoras en un debate «huyendo de la realidad». U aún peor: que lo que está ocurriendo es que los grandes medios quieren volver a tener el protagonismo que han perdido por culpa de las redes sociales.

No creo que sea así. Cualquier persona puede seguir informando de lo que quiera, plantándose como una alternativa a esos grandes medios. Puede hacerlo en multitud de redes sociales, X no es la única alternativa. Tampoco hay una huída de corrientes ultraconservadoras, el panorama es el que es y seguiremos debatiendo sobre ello.

La huída de X es para huir no de ideologías extremas, si no de un lugar donde esas ideologías extremas se ven potenciadas por el algoritmo. Donde alguien puede mentirte para que pienses de un modo con la garantía de que Elon Musk te dará el empujón necesario para que todo el mundo vea tu tuit incendiario. Para mí esto es más una huída de los algoritmos, evitando X, Instagram y TikTok lo máximo posible.

No es que de repente consideremos a BlueSky el súmmum de la corrección y el nuevo ejemplo de lo que tiene que ser una red social. BlueSky ha sabido estar ahí en el momento adecuado y con un modo de hacer las cosas adecuado. ¿Son la solución definitiva? No. Mastodon sigue ahí, y sigo valorándola como otro refugio más completamente abierto por si BlueSky acaba decepcionando. Que es una posibilidad que contemplo, porque toda compañía privada al final busca crecer de algún modo. Su reto ahora es conseguir el equilibrio entre ser rentables y mantener la experiencia de uso que tienen ahora.

La imagen de cabecera pertenece a Krzysztof Niewolmy y puedes usarla gratuitamente desde Unsplash.


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