Si hace un año me hubieras dicho que te estaría escribiendo esto en una web personal y que ya no estaría trabajando en Applesfera, te hubiera exclamado una sola palabra: “¡Imposible!” Pero si de algo sabe la vida es de dar giros inesperados. Y como ya dije en febrero, a veces aparecen caminos alternativos. Así que decidí dar un volantazo.
Seis meses después de dar ese giro podría escribir una saga de libros sobre él que ni Brandon Sanderson podría igualar. He dejado atrás muchas cosas, han aparecido muchas sensaciones y ahora, a muy grandes rasgos, puedo decir que estoy satisfecho tras una montaña rusa mental. Mi vida ahora tiene más riesgo y es más volátil, puede pasar de todo. Pero buena parte del estrés que machacaba mi bienestar ha desaparecido. Es un tópico, lo sé, pero salir de mi zona de confort ha terminado siendo lo adecuado.
Y ahora que estoy fuera de los grandes medios, me he tomado un tiempo para hablar con amigos, lectores y compañeros del oficio de la redacción de contenidos. Los retos a plantearse para seguir presente son muchos y circulan alrededor de un hecho: internet ya no es lo que era antes.
Cuando en 2008 entré en Weblogs SL (ahora Webedia) estábamos en una época de comienzo de las redes sociales donde todos estábamos entusiasmados: esas redes tenían pinta de convertirse en una plaza común desde donde todos podríamos difundir lo que quisiéramos. Eran los tiempos en los que nos asombrábamos cuando la primera información del amerizaje de emergencia del avión en el Río Hudson llegaba no de la prensa, si no de un transeúnte cualquiera que hizo una foto y la comentó en Twitter.
También ocurría otra cosa: la tecnología era cosa de un segmento más limitado de la población. En Applesfera informábamos a los entusiastas de Apple, en Xataka informábamos a los entusiastas de la tecnología. Ahora la tecnología se ha metido en la vida de todo el mundo: todos sabemos lo que es un iPhone. Todos usamos WhatsApp. Todos hemos oído hablar de iCloud, cuando antes hablar sobre un servicio de almacenamiento en la nube era cosa de frikis.
La evolución que las redes han hecho con este fenómeno no ha sido la mejor. Internet, a mi juicio, es ahora un caos enshitificado. Un despropósito fruto de una industria que busca crecer sin mirar ya líneas rojas éticas o cualquier consecuencia que pueda sufrir el usuario. Las redes sociales no buscan lectores: buscan adictos, rehenes. Hay equipos de psicólogos trabajando sobre la experiencia de uso de esas redes y de servicios como Google Discover para tocar los instintos más básicos del cerebro humano y conseguir engancharte. Como individuo es extremadamente difícil luchar contra eso.
Los medios, desde la prensa generalista hasta los más especializados, exprimen el SEO al límite. Puede que lo hayas visto: lo que antes era un medio sobre (me lo invento) agricultura cantábrica es capaz de hablar sobre los rumores del próximo Samsung Galaxy si eso es lo que triunfa en Google Discover.
Considero que eso es pan para hoy, hambre para mañana. Y hay señales que indican que esa hambre ya ha empezado. Hace muy pocos días, el veteranísimo medio Anandtech anunciaba su cierre y comentaba en su artículo final lo siguiente:
[…] few things last forever, and the market for written tech journalism is not what it once was – nor will it ever be again. So, the time has come for AnandTech to wrap up its work, and let the next generation of tech journalists take their place within the zeitgeist.
«El mercado del periodismo tech escrito ya no es el que era, y ya no va a volver a serlo nunca más«. Sentencia firme con la que estoy plenamente de acuerdo.
Se ha aprovechado demasiado una táctica, se ha llegado a un techo exprimiendo la atención de los lectores. Y ahora esos lectores están cansados de clickbaits, detestan abrir páginas web porque se encuentran con docenas de anuncios y notificaciones, además del chantaje que supone acceder a que rastreen nuestros datos si no queremos pagar. Hemos terminado todos bunkerizándonos en grupos de WhatsApp y Telegram, en la mensajería de redes sociales y en servidores de Discord. Refugios privados ante la web despiadada de 2024 cuya frase de bienvenida es: «dame tu atención, dame tu dinero y jódete».
¿Y ahora qué? ¿Qué se puede hacer en un momento donde las interfaces y la experiencia de usuario van en contra tuya, donde la IA generativa te resume artículos como este o puede escribir otros mejores y donde navegar sin un bloqueador de anuncios te deja expuesto a amenazas y engaños? ¿Qué hacemos en una industria tan rota como la presente?
Durante esos meses que me he tomado de paréntesis he tenido la ocasión de contemplar todo esto desde fuera de los medios, y la realidad es aplastante. He preguntado a compañeros, a lectores, a familiares, a amigos. Y el panorama que me han contado es gris. Y lleno de críticas que prefiero no mencionar.
¿Qué puedo hacer al respecto? Pues hombre, yo solito no puedo cambiar una industria entera. Y no quiero ser hipócrita, hablemos claro: si de repente me contratan en un lugar tan prestigioso como Bloomberg (iluso de mí), voy a tener que trabajar con herramientas SEO me guste o no.
Pero a nivel individual, a nivel de este pequeño proyecto que hago público hoy, haré algo diferente. Todo el feedback recibido se resume en dos caminos. El primero es abrazar las tendencias que muchos me han dicho que debería atacar para destacar:
- Adoptar el estilo twitteresco. Explicar las cosas así. Masticadas. La IA lo está cambiando todo. Esto es sólo el principio. Estoy dando volteretas. Quédate hasta el final. Aquí tienes 87 novedades de iOS 18 que te dejarán flipando. Dentro hilo. El 65 es acojonante. Y retuitear ese hilo unas 4 veces al día, no vaya a ser que los del «turno de tarde» no lo hayan visto suficientes veces. Hay un lugar especial en el infierno para la persona a quien se le ocurrió eso de los «turnos».
- Escribir sobre la «pasión» desbocada por el trabajo que toxifica redes como LinkedIn. El otro día perdí la custodia de mis hijos tras divorciarme y me echaron de casa: así he aplicado esa experiencia en mis ventas B2B. Claro que sí, crack.
- Entrar directo en ese fentanilo que son los vídeos verticales. Tiktok, reels de Instagram y Shorts de YouTube. En una palabra: no. No lo considero ético ahora mismo. Por mucho que me pueda beneficiar. No dormiría tranquilo.
Ganar lectores así es fácil. Perderlos lo es aún más. Generar tráfico es relativamente sencillo y cualquier persona con experiencia es capaz de hacerlo en más o menos tiempo y con el beneplácito de los algoritmos. Pero la idea para esta web es no formar parte de este huracán de despropósitos. Hay otro camino. El segundo camino.
Ese camino es aprovechar y experimentar. Que esta web, bautizada temporalmente con el nombre en clave M, sea un punto de partida. Un laboratorio. Un rinconcito en el que podemos sentarnos de vez en cuando, hablar de tú a tú y reflexionar. Debatir mientras asistimos a lo que creo que va a ser un cambio en la industria del contenido. Que puede ser a mejor o a peor, pero que ocurrirá irremediablemente a medida que internet y las regulaciones cambien.
Nadie conoce el futuro, y mucho menos yo. Pero puedo prometerte esto: aquí, en esta web, mi web, tengo plena libertad. Nadie me dirá cómo tengo que estructurar mis textos. Ningún algoritmo ni ninguna IA me dictará cómo cambiar y forzar los titulares. Google Discover no tendrá poder para decirme que tengo que escribir sobre los precios del aceite de oliva o de las aplicaciones para localizar radares de carretera. Nadie me dirá que ponga negritas o destroce la ortografía y la gramática castellana porque beneficia al SEO. No vas a ver cascadas de texto que Ahorrando Clickbaits pueda resumir en dos o tres palabras. No vas a ver anuncios que te prometen milagros de pérdida de peso hirviendo plátanos. No voy a chantajearte quedándome tus datos y diciéndote que me pagues si quieres que los borre. Y si en una semana no hay nada de lo que hablar, no hablaré de nada evitando el contenido-paja.
Puedes llamarlo «falta de visión». Yo lo llamo pasar por la casilla de salida volviendo a colocar el respeto hacia el lector encima de todo lo demás. Si no hay ese respeto, todo proyecto falla tarde o temprano.
Me enfocaré en escribir sobre lo que me apetezca bajo el paraguas de dos grandes temas y recogiendo toda mi experiencia: la tecnología y el bienestar. Lo primero nos ha arrancado lo segundo y creo que hace falta conversar sobre cómo revertirlo. Habrá comentarios más cortos y frecuentes sobre noticias, y habrá piezas más desarrolladas como esta. Y también puedo hablar de grabar contenidos audiovisuales a medida que pase el tiempo y coja carrerilla.
¿Que la cosa va bien? Ya pensaré en cómo expandirlo de forma sana. ¿Que no consigo nada con esto? Me iré a la cama satisfecho por haberlo intentado, cuanto menos.
¿Cuál va a ser la mejor forma de estar al corriente de lo que ocurra aquí? Pues con algo que seguramente reconocerás:
¿Lo echabas de menos? Muy 2008, ¿verdad? Nada como un buen botón al feed RSS. He pensado en lanzar una newsletter, pero prefiero mantener una web clásica ya que plataformas como Substack aspiran muchos más datos que WordPress. Y porque más de uno me ha parado los pies, que al principio esta web pretendía ser puro texto llano y en fuente Courier New. Habría molado, pero quizás era pasarse.
Por supuesto, habrá otros canales para que estés al tanto de lo que haga: este canal de Telegram y este canal de WhatsApp. Prometo limitarme a informar de ello en puro orden cronológico, sin repetirme. Porque si quiero defender esta web como un rincón de tranquilidad tampoco es cuestión de machacarte constantemente por otras vías.
Por último, anunciarte que limitaré mucho mis interacciones en redes sociales que considero directamente peligrosas y dañinas. Aunque podrás ver algo de actividad en mi cuenta de X, mi intención es reducir eso al mínimo mientras Space Karen siga al mando. También podrás encontrarme en Mastodon, donde podrás contactar conmigo.
Llevas leyendo mucho rato, así que voy terminando. Gracias por estar aquí. 16 años de experiencia escribiendo artículos sólo se consiguen con una buena cantidad de lectores, así que en cierto modo esto te lo debo. Te debo ser sincero y ser respetuoso.
El camino está lleno de incógnitas. Recorrámoslo. Comencemos de nuevo. Te doy la bienvenida.
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